De cuando los datos salvan programas sociales
Ésta es una pequeña reflexión sobre una vez que el análisis de datos fue instrumental para salvar un programa social. ¿Quieres compartir otra? Puedes contactarnos en Facebook, Twitter.
Vicente Fox, Presidente de México de 2000 a 2006. Foto de Wikimedia Commons
En México, setenta años del PRI en el poder llegaban a su fin. El candidato del cambio tenía una gran popularidad y las expectativas puestas en él eran muchas. Entre todas estas esperanzas destacaba el anhelo de estabilidad y prosperidad económica, pues las tres décadas anteriores habían sido un desastre económico para el país que llevó a muchos mexicanos a la pobreza.
Cuando Vicente Fox llegó al poder, como muchos otros políticos, trató de desaparecer varios programas de la administración anterior y buscar una renovación que marcara su mandato.
Destaca el caso del programa Progresa, puesto en marcha en 1997 en el sexenio de Ernesto Zedillo. Progresa representó una ruptura total con la manera de enfrentar la pobreza en México, pues introdujo el sistema de transferencias condicionadas. En otras palabras, se entregó dinero en efectivo a las familias afiliadas al programa siempre y cuando hubiera constancia de que se enviaba a los niños a la escuela, y toda la familia asistiera periódicamente a consultas médicas.
¿Pero qué tiene que ver esto con el uso exitoso de datos? El gobierno panista entrante hizo un intento por eliminar el programa, pero la comunidad académica y de desarrollo social de México y otras partes del mundo hicieron público su desacuerdo. La principal razón para oponerse es que, por primera vez en México, un programa social estaba ayudando a la población más necesitada. El sistema de transferencias condicionadas iniciado en nuestro país era (y es aún) un éxito reconocido a nivel mundial.
La evidencia académica y de investigación sobre los beneficios del programa eran tales que Vicente Fox no pudo cancelarlo y optó por cambiarle el nombre al famoso Oportunidades.
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